¡Muy buenas!, hoy hablaré sobre la magia de los sonidos.
Habitualmente estamos acostumbrados a no valorar el poder oír, respirar, andar, etc, pero hoy hablaré el valor que tiene el poder oír.
¿Os habéis fijado cuantos sonidos hay y que pocos conocemos?.
Es algo tan mágico el poder oír o sentir sonidos que normalmente no prestamos atención tales cómo los pájaros cantar, los árboles moverse por la brisa o simplemente las propias pisadas, son millones de fragmentos sonoros que crean un ruido al que no atendemos.
Podríamos ver cómo oyendo a nuestro alrededor valoraríamos más el mundo, son tantas frecuencias distintas, tantas notas, voces diferentes. Diría que son cómo los colores, conocemos muchísimas tonalidades de color, pero realmente casi nadie las aprecia cómo debe. Y aun conociendo tantas hay muchas tonalidades más que existan y no podamos distinguir.
El universo nos regala cosas increíbles y no somos capaces de pararnos a observar, oír o simplemente sentirlas.
Para mi, los sonidos que más me hacen sentir en armonía son:
El propio silencio, estar tumbado sin oír nada, pensando y hacer que mi pensamiento acabe pareciendo real, tanto que parece que lo que pienso está en mi habitación, oigo las voces de las personas que recuerdo tan siquiera sin tenerlas en ese instante, sin abrir la boca, es algo realmente mágico, sin duda el silencio es uno de mis preferidos.
Luego está el pequeño oleaje en el rompe olas de la playa cuando está serena, me transmite una paz enorme y pienso en que es maravilloso que el mar que es tan grande pueda crear un ruido tan bajo y tranquilizante con una ola tan pequeña, esto me hace cerrar los ojos automáticamente y solamente dejo que mi alma sea libre. Esta experiencia es la que más deseo encontrar, pero sólo la he tenido 5 veces en mi vida, cómo dice el dicho, lo bueno dura poco.
El siguiente diría que es la música relajante, reiki, clásica y más variaciones. Siempre que escribo cosas como estas escucho música que me haga transportarme a mi yo interior y que me deje sacar mis verdaderos pensamientos, sin lugar para vibraciones bajas de mi alma, sin duda es una experiencia que nunca me cansa y también debo decir que es.
Diría que estos tres son los que más me identifican, son mi fuente de inspiración a la hora de escribir o mejor dicho, son los sonidos que me hacen proponerme ser yo mismo.